By Gonzalo Palomo Guijarro
Un buen sistema alimentario debería proveer de alimentos saludables
y nutritivos a todo el mundo a precios asequibles usando métodos que
no lastimen a aquellos que nos rodean ni a la Tierra en su conjunto.
Graham Harvey y Colin
Tudge,
Un manifiesto por una
nueva agricultura
Oxford
Real Farming Conference, enero de 2014.
En el número 56 de Primavera de La Fertilidad de la Tierra se
publicó la primera parte de este reportaje sobre la situación del
sector ecológico en el Reino Unido (RU). En aquella primera entrega
nos centramos en cuestiones estructurales. En esta entrega (versión extendida del artículo publicado en LFT#58) haremos un breve recorrido por las organizaciones, las personas y los
encuentros más relevantes al otro lado del Canal de la Mancha.
El contexto agronómico británico es
totalmente distinto al español no sólo por cuestiones
edafoclimáticas evidentes sino también, y sobre todo, por el
difícil acceso a la tierra que se da de manera generalizada en todo
el país. Pensemos que Reino Unido tiene una densidad de población
de 262 frente a los 94 habitantes/km2 de España con gran
parte de los habitantes en la mitad Sur de Gran Bretaña y uno de los
tamaños medios de explotación mayores de la Unión Europea. Si a
esto le sumamos un territorio muy urbanizado y un paisaje
tremendamente antromorfizado (exceptuando las Highlands
escocesas) queda poco margen para la incorporación de nuevos
agricultores o la innovación de los jóvenes que cogen el relevo de
la granja familiar. Por otro lado, los agricultores tienen un nivel
de estudios y de renta superior a la media española y están
altamente profesionalizados.
Quizás por esto último, o por su
escaso número, los granjeros forman parte activa de la sociedad, no
están estigmatizados e incluso gozan de una alta consideración
social desde el Príncipe Charles (gran sostenedor de la agricultura
ecológica con su propia marca: Duchy Originals) a los cientos de
miles de agricultores que, constituyendo un 2% de la población
activa, representan la menor tasa de ocupación en sector primario de
la Unión Europa. Lo cual no es óbice, como decíamos, para que su
presencia en medios de comunicación, la política y cualquier
manifestación social sea habitual. Por ejemplo la serie radiofónica
más antigua de la BBC (“The Archers” que este año ha celebrado
su 60 aniversario) versa sobre las vicisitudes de una familia de
granjeros de vacuno de leche; los premiados a mejor agricultor
ecológico aparecen en los periódicos de mayor tirada y el
presidente de la Soil Association, Monty Don, es un afamado
presentador de televisión.
Eventos imprescindibles.
Certificación
La autoridad competente y por tanto
responsable de la traslación de la normativa aplicable en la Unión
Europea (Reglamentos (CE) 834/2007 y 889/2008) a la agricultura y
ganadería ecológicas británicas es el Departamento de Medio
Ambiente, Alimentación y los Asuntos Rurales (DEFRA del inglés
original Department of Environmet, Food and Rural
Affairs) quien, asistido por el Servicio de Acreditación
Británico (UKAS, de UK Accreditation Service) edita con
regularidad El documento guía de los estándares ecológicos de
la Unión Europea para facilitar la labor de granjeros,
elaboradores e importadores. DEFRA es así mismo responsable del
registro y auditoría de los organismos de control (todos privados)
que operan en el Reino Unido.
El primer sistema de certificación
(1967) en producción ecológica se lo debemos, sin embargo, a una
entidad privada: la Soil Association, entidad sin ánimo de lucro que
aglutina a la mayor parte del sector como veremos más adelante. Su
división de certificación se compone de medio centenar de veedores
y gestores, según Evita González, técnico de la Soil Association
especializada en ganadería. Este organismo certificador es
responsable del control del 80% del sector ecológico británico.
Existen otra docena de organismos certificadores con tarifas muy
diversas desde los 220 euros para agricultores con menos de 12 ha
(Organic Trust Limited) a los 1.300 euros para biodinámicos
con más de 500 ha. (Biodynamic Association). En el caso de
los elaboradores las tasas también varían enormemente según se
trate de un obrador en granja (130 euros, Organic Farmers &
Growers SL) a los más 1.000 por un día de inspección en una
industria compleja (Scottish Organic Producers
Association SL).
Investigación, desarrollo e
innovación (I+D+i)
En el Reino Unido existen una veintena
de centros de investigación y asesoramiento especializados en
agricultura y ganadería ecológica. Este potencial para la I+D+i me
motivó para realizar una estancia como investigador visitante el
verano-otoño pasado y en enero de 2014 en el Centro de Investigación
Orgánica (ORC del original Organic Research Centre) y el
Instituto para el Asesoramiento y la Formación Orgánicas (IOTA de
Institute for Organic Training and Advising) ambos situados en
una granja reconvertida, Elm Farm de Hamstead Marshall cerca de
Newbury del Centro-Sur de Inglaterra.
El IOTA acredita y da formación
continua a una treintena de asesores para Reino Unido e Irlanda con
un formato de gestión privada y financiación puntual pública bien
directa bien vía bonificación del asesoramiento a los granjeros.
Según Mark Measures, su Director, “el asesoramiento en el Reino
Unido cambió significativamente a finales de los 1990 y comienzo de
los 2000 cuando numerosos asesores vieron la necesidad de ampliar sus
servicios a todos los granjeros que iniciaron la conversión por
aquellos años. En aquel momento el Organic Research Centre
dejó de ofrecer asesoramiento a pie de granja, servicio que dirigí
durante 15 años, por lo que existía una necesidad urgente de apoyar
una nueva estructura de asesoramiento ecológico independiente”.
Por su parte
el ORC fue creado en 1980 con la forma jurídica de fundación con la
misión de investigar y desarrollar modelos de agroalimentarios
sustentables. Actualmente cuenta con dos centros (Elm Farm, ya
mencionado, y Wakelyns Agroforestal en Norfolk, Este de Inglaterra). La
primera granja, de 94 hectáreas, se basa en praderas para pastoreo
de ganado lechero (ahora mismo en alquiler) mientras que la segunda,
dirigida por el catedrático Martin Wolfe, está centrada en
producción de cereales y fruticultura en combinación, es decir un
sistema agroforestal, del que es una referencia como campo
experimental a nivel internacional. La financiación del ORC se basa
en proyectos y donaciones privadas en su mayor parte, sosteniendo una
plantilla variable de en torno a 15 investigadores y personal de
soporte. Actualmente el ORC desarrolla una docena de proyectos de la
más variada temática desde producción de cereales en sistemas
agroforestales a ganadería ecológica o eficiencia energética. La
metodología participativa es uno de los fuertes de los
investigadores del centro con fórmulas basadas en las escuelas de
campo de granjeros o “de campesino a campesino”.
Quizás el
mayor exponente de este esfuerzo de aunar investigación y
extensionismo agrario sea la participación del ORC en el programa
Duchy Originals Future Farming Programme (DOFF) financiado por
la fundación del Príncipe Charles. Se trata de un fondo económico
gestionado por la Soil Association, de la que hablaremos más
adelante, y el ORC en el que no sólo estas entidades sino otros
centros o los propios granjeros pueden plantear sus preguntas de
investigación y propuestas metodológicas para resolverlas basándose
siempre en estas metodologías participativas. Yo en concreto pude
participar en el laboratorio de campo (field lab) para la
reducción del uso de antibióticos en producción lechera. Cada
sesión se realizaba en una granja distinta donde durante la visita
los propios ganaderos mostraban al anfitrión los puntos fuertes y
débiles de sus modelo de producción aparte de hacer el seguimiento
al experimento que se estuviera desarrollando. El investigador no es
un sujeto pasivo sino que aporta herramientas y da un marco
científico a las discusiones y ensayos aunque el protagonismo lo
mantienen siempre los productores que en el propio proceso de
experimentar las innovaciones las ajustan a la realidad de su granja
y analizan críticamente los resultados.
Más volcado
en aspectos de política alimentaria y agrícola el Centro para la
Agroecología y la Seguridad Alimentaria (CAFS, Centre for
Agroecology and Food Security) es el segundo centro de referencia
en agroecología del Reino Unido. Surge de la colaboración de la
Universidad de Coventry y la asociación Garden Organic
(horticultura ecológica). Además de proyectos internacionales
relacionados con las resiliencia de los modelos alimentarios o la
investigación participativa el CAFS también trabaja en otras
investigaciones aplicadas como aprovechamiento de biomasa. Su
presencia internacional estaría más volcada en el área caribeña o
países del hemisferio Sur mientras que el ORC mira más a Europa en
sus relaciones internacionales.
En ese
sentido Nic Lampkin, Director del ORC, advierte que “existe un
riesgo real de fracaso al intentar trasladar a otros países los
modelos de agricultura ecológica pues la gran diversidad en el medio
ambiente, el clima o la geografía los pueden hacer inservibles. Lo
ideal es conocer las ideas en torno a la agroecología e intentar
aplicarlas a nivel local”.
Organizaciones
La Soil Association, fundada en 1946 y
con cerca de 30.000 miembros, es la organización por antonomasia del
sector ecológico británico. Lidera multitud de campañas, tiene
publicaciones de referencia y organiza seminarios, congresos y
visitas de manera regular con gran atención tanto del sector como de
la sociedad en general. No todas sus actividades están directamente
centradas sobre el sector ecológico, como la campaña Food for
life partnership (Alianza “Alimentación para la vida”)
gracias a la cual se ha creado una red de 5.000 centros educativos en
los que se promocionan los hábitos de alimentación saludables entre
los escolares. Su participación en SUSTAIN (alianza por una
alimentación sustentable) a su vez responsable de la campaña Salvad
nuestros antibióticos, sobre el uso responsable de los
medicamentos tanto en medicina humana como en ganadería la ha posicionado en un lugar fundamental en
el debate sobre el abuso en el uso de medicamentos en la ganadería
convencional. U otras iniciativas más volcadas en la creación de
grupos de consumo para favorecer la agricultura apoyada por la
comunidad (community supported agriculture, CSA), que ahora
mismo está en proceso de constituirse en una red fruto del auge que
están teniendo este tipo de experiencias en las que el riesgo de la
producción es compartido entre granjeros y consumidores.
La Alianza de los Agricultores
Ecológicos (Organic Growers Alliance) es, según Charles
Dowding, “un grupo de gente maja que se apoya recíprocamente para
asesorarse y empoderarse”. Se trata de una organización
profesional clásica que busca promocionar y defender los derechos de
sus asociados, en general pequeños horticultores ecológicos. Se
trata de una asociación más modesta que la Soil Association y con
un matiz más reivindicativo aunque menos que la Alianza de los
Trabajadores del Campo (Land Workers Alliance, LWA), miembro
en Reino Unido de la Vía Campesina junto a Reclaim the Fields
(Demanda los campos). Mientras la primera entidad engloba tanto a
empresas de base agroalimentaria como activistas la segunda está más
centrada en experiencias de ocupación rural.
Adam Payne, socio de la cooperativa
OrganicLea, Londres, y representante de LWA, insiste en que su
objetivo es un “movimiento de base que produzca y facilite el
acceso a una mejor alimentación y un mayor apoyo a los pequeñas
granjas”. Desde su punto de vista esto requiere de un trabajo
continuo de “cultivar y politizar”. Los retos son tremendos para
un movimiento que aboga por una vuelta al campo desde el que momento
que “menos del 1% de la población trabaja en la tierra y la media
de edad de los granjeros está en torno a los 60 años” en el Reino
Unido. Adam manifiesta la poca confianza de la LWA en la política
británica hacia el sector dependiendo en gran parte el cambio de “la
construcción de un potente movimiento social”.
Organizaciones
Panorámica de los
asistentes, unos 200, al Organic Producers' Conference organizado por
el ORC.
Enero 2014. Foto: Phil Sumption.
La agroecología: respuestas locales
a problemas globales.
El catedrático de políticas de
alimentación Tim Lang (Universidad de la City de Londres) resume las
causas de los desajustes en la alimentación1
de este mundo globalizado, en seis puntos:
-Cambios en el sistema de producción.
-Nuevas políticas como la Agraria
Comunitaria (PAC).
-La comida basura como un aglutinante
social.
-Información referente a la salud
pública.
-Poca sensibilidad política.
-Volatilidad social.
Para el profesor Lang “el problema es
por tanto el modelo en sí mismo por su alta externalización de
costes, un gran derroche en alimentación y un escenario de intereses
contrapuestos entre la industria y la ciudadanía”.
Elizabeth Mpofu, secretaria general de
La Vía Campesina, me insistía en el seminario sobre soberanía
alimentaria celebrado en enero en Londres que en su organización
tienen cabida todo grupo sea campesino o de trabajadores pues hay que
tejer redes que permitan luchar juntos a los de abajo, responsables
de cambiar un sistema agroalimentario que no satisface necesidades
humanas sino del gran capital. El nuevo modelo debe desechar los
paradigmas de la agroindustria e innovar desde la tradición desde el
campo a la mesa. En ese sentido la agricultura y ganadería
ecológicas ofrecen respuestas a preguntas que cada vez más gente se
hace en torno a la alimentación. Olivier de Schutter, enviado
especial de la ONU para el derecho a la alimentación, no se cansó
de remarcar en el mismo evento organizado por UK Food Group, que “la
agroecología es la agricultura del futuro, no una idea romántica”.
1
El que el sobrepeso afecta a 900 millones de personas (dramático
incremento desde los 250 millones de hace 30 años) mientras 1.000
millones sufren de desnutrición.
|